Este domingo, 23 de abril, el pueblo de Adeje volvió a cumplir su promesa con la Virgen de La Encarnación, patrona del municipio. La venerada imagen partió desde la parroquia de Santa Úrsula hasta San Sebastián en una peregrinación que duró más de cuatro horas aproximadamente. La Rogativa de la Virgen inició a las nueve de la mañana en la iglesia de Santa Úrsula donde se realizó el tradicional reparto de varas, la bendición de las personas peregrinas y se inició el descenso hacia San Sebastián.
Durante el trayecto se realizaron diversas paradas en lugares tradicionales en el camino: cementerio, Portón de la Virgen, la Era y el humilladero, donde se encontró San Sebastián.
La primera parada se realizó en el Cementerio de Adeje, lugar en el cual se hizo un reconocimiento a las personas que han fallecido. Seguidamente, se recorrieron las calles de Adeje hasta llegar al puente que cruza la autopista, hasta llegar al Portón de la Virgen.
La segunda parada se realizó en el Portón de la Virgen donde se produjo un avituallamiento y así poder continuar el recorrido por el tradicional camino a través de las toscas coloradas, que aún conservan las huellas de las carretas que se utilizaban antaño, en este punto se realizará la segunda parada.
La tercera estación se realizó en la Era. Finalmente, la imagen de la Virgen de La Encarnación fue recibida por el co-patrono del municipio San Sebastián a la entrada de El Humilladero, lugar donde dice la tradición, fue encontrada la talla de la Virgen. Ambas imágenes entraron juntas a la Iglesia donde tuvo lugar la tradicional eucaristía.
A lo largo de toda la jornada hubo un despliegue de seguridad y servicios de emergencias preparados para cualquier eventualidad que surgiera.
Con motivo de la tradicional Rogativa el Ayuntamiento de Adeje, teniendo en cuenta la realidad de las personas mayores, planteó dos posibilidades de transporte para que pudieran ver la salida y la llegada de las imágenes a los templos y participar en la jornada de convivencia.
El origen
La Rogativa es una tradición que se remonta al siglo XVI, momento en que Pedro de Ponte decide trasladar la imagen de la Virgen hasta la iglesia de Santa Úrsula, para protegerla de las incursiones de los piratas de esta zona del litoral adejero. La vecindad de la época, no muy conformes con la decisión, prometieron llevar la imagen en peregrinación cada año hasta su primera morada el día de su fiesta.
La tradición perduró a lo largo de los años, durante los cuales, además de cumplir la antigua promesa, los adejeros y adejeras pedían a la Virgen que los protegiera de plagas, enfermedades y hambrunas, tal y como se recoge en el Libro de Milagros de Nuestra Señora de la Encarnación en el Archivo Parroquial de Santa Úrsula de Adeje.
El origen de la primitiva imagen de la Virgen de la Encarnación se remonta a los primeros años de la conquista de Tenerife y posterior colonización de la zona. Esta talla apareció en el lugar costero de La Enramada, donde recibió culto por primera vez.